jueves, 13 de mayo de 2010

Te propongo...

Te propongo
que huyamos del bullicio
de estos días vacíos
y de la dantesca soledad.

Vayamos a escondernos
en un rincón apartado del mundo
lejos de los sinsabores
y las lágrimas sacrificadas.

En una pequeña habitación,
quitémonos las verguenzas
y las premisas con que disfrazamos
lo que el corazón esconde.

Hagamos el amor
sin decir nombres, sin pensar en nombres,
solos tú, yo y la pasión,
refugiémonos en el consuelo
que esta comunión nos entregará.

Descubramos
las sorpresas escondidas
en cada pliegue, cada curva,
que las manos y los besos
sean nuestros guías.

Pretendamos
que nos amamos sin decirlo,
dejemos desbocar
las ansias reprimidas,
los deseos marchitos.

Seamos
dos condenados a muerte,
como si no existiese el mañana,
y el hoy fuese
un ocaso compartido.

Luego
volvamos a la fría rutina,
seremos de nuevo
dos solitarios bajo la lluvia,
acompañándonos en silencio.

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