jueves, 13 de mayo de 2010

De repente...

...Y así de imprevisto me topé con ella. Estaba parada sola, en medio de la muchedumbre, en medio de la nada. Su sonrisa a lo Mona Lisa y la mirada crédula me sorprendieron en descampado. No hubo manera de resistirlo. Tiene ese brillo de las almas nobles y curtidas en mil batallas.

De repente todo se detuvo... Sobre nubes caminé hacia ella, mientras trataba de apaciguar la discusión que sostenían mis ángeles y mis demonios acerca de su posible origen. Posee un halo divino y lo obscuro de la noche. Quise decirle mil cosas. Pero más pudo el miedo y callé.

Al llegar hasta su lugar sólo sonreí y la abracé, con esa dulzura que le imprimo a todo lo que me parece superior. En ese momento justo supe que mi reposada vida ya no sería la misma. En la página del libro donde comienza esta historia plasmo las palabras: esperanza, deseo, poesía, amor...

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