jueves, 13 de mayo de 2010

Sin previo aviso...

No hubo música ni
trompetas anunciándolo.
Tampoco el heraldo
proclamó el suceso.

Menos lo supieron
las viejas chismosas.
Ni la brisa viajera,
ni los grillos del campo.

Hasta el adivino
quedó anonadado.
Y las profecías
jamás lo anunciaron.

Tampoco en las estrellas
se previno el suceso.
Ha llegado tu alma,
mi vida ha cambiado.

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