jueves, 13 de mayo de 2010

Confesión...

Vengo a confesarme, oh, Señor, porque
desde hace un tiempo he pecado de
pensamiento, palabra, obra y omisión.

Verás, mi Dios, hay una mujer que no
se me sale del pensamiento, día y noche
la imagino a mi lado, caminando muy juntos,
otras veces, yaciendo en mi cama y cuerpo.

Todas las palabras tienen su color y sabor,
la he comparado con la más bella de las flores,
mil veces le he prometido amor eterno,
y le he jurado que no existe nada más importante.

Me muero cada segundo apartado de ella,
y sin hacerlo me hallo postrado a sus pies,
todo obra la realizo en su nombre, portando
como estandarte el embrujo de su voz.

Hasta las estrellas se quejan porque en las
noches ni las admiro ni les canto mi canción,
he omitido todo lo que me rodea
porque en este mundo nada acaece sin ella.

Me confieso, oh Señor, completamente enamorado
y sé que tal vez peque yo sin quererlo,
entiende que le he entregado mi corazón.

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