jueves, 13 de mayo de 2010

Así...

Así una vez te soñé,
durante mil noches seguidas,
y durante mil más
el insomnio acorraló a tu sombra
en mi habitación.

Así una vez te esperé,
presintiendo tu cercanía,
viendo tu rostro en todos los rostros,
escuchando tu voz en cada melodía
de las que me hacen suspirar.

Así de una vez te quise,
sin miedo y sin melancolía,
con la paz y la quietud serena
que posee cada madrugada
justo antes del amanecer.

Y así voy hacia ti,
perdido en la profundidad de tus ojos,
queriendo por fin atracar en tu puerto,
refugio de tranquilidad y felicidad,
para al fin poderte amar.

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