Debo alzar mi copa
hacer una fiesta en mi corazón.
Olvidar a mis compañeros lobos
de correrías solitarias,
dejar de aullarle a la luna.
No seguir trasegando rencores,
dejar los jirones de los recuerdos,
fantasmas que maldicen mi vivir.
No volver a fundir a los sentimientos
en aleaciones maltrechas.
Romper el molde y abandonar el martillo.
Sentir correr por mis venas
nuevos tambores, ecos de selvas profundas,
danzar frente a la hoguera,
con los sones de la fecundidad.
Bañarme en las estrellas
y recordar lo infinito de mi alma,
reconocer el planeta donde envié
al ángel de los desaciertos.
La bohemia es amiga
pero sólo acompaña a los gritos
que forzo a callar en la cama solitaria.
Debo alzar mi copa
hacer una fiesta en mi corazón.
Y darle la bienvenida
a esta nueva razón para existir...
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