domingo, 10 de abril de 2011

Farewell

(Publicado originalmente en Facebook, el Viernes, 25 de julio de 2008 a las 2:31)

Hace pocos días me enteré de un suceso acaecido en la ciudad de Cumaná unos tres o cuatro meses atrás. Un taxista fue secuestrado, su carro volcó en la carretera Cumaná - Carúpano, muriendo uno de los que tomaron su vehículo a la fuerza.
Esto parecería una noticia más de las que aparecen en la última página de los diarios, si no fuera porque el fallecido era un conocido. Jamás supe su nombre real, sólo lo llamaba por el sobrenombre: el cartelúo. Su historia es parecida a la de muchos que parecen nacer con un sello de tragedia, viven dentro de esa tragedia, y fallecen de manera trágica. Sé que algunos me dirán que cada quien es dueño de su destino, y que uno se merece lo que se busca, pero creanme que hay personas así, que mientras más tratan de salir más se hunden en el pantano de la desgracia.
La primera vez que lo ví era un niño de la calle, pidiendo dinero para poder comer. A pesar de lo raído de su ropa, y lo sucio de la cara, siempre esbozaba una sonrisa. Su madre (si es que se le puede llamar así) es una reconocida drogadicta, y dicen que para acallar el llanto de sus hijos cuando el hambre les destrozaba el estómago, les daba teteros cargados con droga, a fin de mantenerlos dopados. Y así debe ser, ya que los tres hijos que le conozco terminaron en la calle, teniendo sólo como herencia el mote de la madre: los hijos de la cartelúa.
Soy noctámbulo, y en la calle me encuentro con esos seres que sólo se atreven a pupular en la noche, arrastrando sus miserias. Y me he sentado a escuchar sus penas, y, algunas veces, a compartir sus pocos momentos felices. Y él era uno de ellos. Un diciembre lo encontré en el centro de la ciudad, y me pidió dinero para poder comprarle un pantalón a su hijo. La verdad no le creí, igual le dí la cantidad que me dijo faltarle. Como a la media hora me volvió a alcanzar, sudado, con una bolsa en la mano. Dentro llevaba un pantalón talla 4 para un niño. Y así tengo muchas historias sobre él.
Es lamentable la forma en que murió. Y la noticia de su muerte me impactó sobre manera. Porque aunque les parezca extraño con su partida se llevó parte de mí también. Extrañaré al loco de las madrugadas que me llevaba las cervezas al carro. Que siempre tenía un chiste para contarme. Que me trataba como si yo fuera el mejor hombre del mundo, y pedía a todos respeto y consideración hacia mi. Que decía parecerse a Ricky Martín, y exigía que lo llamasen así.

Adiós mi pana cartelúo. Ojalá que ahora sí puedas tener la paz que nunca tuviste en esta tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario