jueves, 27 de mayo de 2010

Mariposas...

Voy hacia ti...
una extraña aprehensión
en mi estómago
- mariposas

Al sentirte cerca
mi corazón se eleva
raudo a tu cielo
- mariposas

Me fundo en tu abrazo
libo del néctar de tus labios
y feliz reposo libre
- mariposas

Ahora sólo deseo
consumirme en las llamas
de la pasión de tu querer
- mariposas

Y sentir tus manos
revolotear entre mis sueños
enraizadas en mi vida
- mariposas

Venganza...

Estoy de regreso
en mi habitación.

El torvo demonio
se refugia en una esquina,
me mira sin comprender.

Y yo sonrío...

Pequeña alegoría...

Domestícame
le dijo el zorro al Principito
y luego le regaló su secreto.

Lo esencial es invisible a los ojos.


Domestícame
le grita mi corazón al tuyo
y así conocerás mi secreto.

Lo esencial es invisible a los ojos.

Homo Enamoratus...

Que es esto que
sube por mis venas
llega hasta el cuello
y me asfixia lentamente.

Una sensación de poder ser
sin serlo aún anima
los pasos dándole al
fin un destino cierto.

Esta nueva policromía
que le roba al arco iris
todos los colores, fundiéndolos
en todo lo que puedo ver.

La extraña sensación
de suspirarle a la luna
y soltar una lágrima
rebosante de felicidad...

Tu alma...

Tienes al alma encerrada
en la prisión que tú misma
le has generado
con una razón sin razón
- excusa palpable -

A veces te descubro
atisbando por los resquicios
- destellos fugaces de tu mirar -
y vuelves a desaparecer.

Te niegas y reniegas,
encierro prematuro de deseos
- devorador de sentimientos -

Sorprendida me preguntas
que cómo sé tanto sobre ti.

En tu descuido no notas
que mi vivir es imagen
a semejanza de la tuya.

. . .
Espejo
sólo soy un espejo.
. . .

Dormir

Dormir
para jamás despertar.
Dormir
un sueño profundo.
Dormir
que nunca acabe.
Dormir
vivir sin sufrir.
Dormir
morir para ti.
Dormir
sobrevivir tu ausencia.
Dormir
y poderte amar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Désir...

Te deseo
de una manera insana,
lúdica, apasionada.

Sólo pienso
en recorrer tu cuerpo
con mi lengua,
juguetear con tu ombligo,
mordisquear tus pezones,
unir mis labios
con los guardianes
de tu non-sacro refugio.

Sueño verte caminar desnuda
con los senos desafiantes,
trémolos al aire,
el acento de tus nalgas
al ritmo del taconeo.
Te imagino cabalgándome
con mórbida lentitud,
mientras la cascada de tus efluvios
alimenta la sabana de mi vientre.

Te deseo tanto
que sólo con verte
se enervan mis sentidos.
Si llegaras a tocarme
explotaría
en un orgasmo inconfesable.

Clasificado...

Por no usar cambio todos los elogios recibidos hace poco tiempo. Se incluyen los siguientes: especial, único, increíble, tierno, poeto, romántico, buen amigo, seguro, irrepetible, tobi tobi, boronita, pana, hermano, padre. Todos en buen estado. Conservados dentro de mi corazón. Se permutan por un Te Amo correspondido. Curiosas y mercaderes de pasiones favor abstenerse. Llamar al...

Farewell...

Por que será
que en cada despedida
siento que algo muere
muy dentro de mi...

Aunque me bañe el sol
glorioso del mediodía
sólo veo mi presencia
carente de sombra.

Tal vez los deseos son
verdades, y en cada adiós
mi reflejo le hace compañía
al moribundo amor.

Minipoemas sueltos...

Eres
la rosa
no cualquiera
sino
mi rosa
la que
perfuma
la vida
y llena
mi alma
de extraños
desaciertos…

-------------------

Te siento
entre mis dedos
y tratas de escurrirte

Esta vez cerraré mi puño
no quiero perder
el deseo de mis sueños…

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Sabes
que cuando duermo
en realidad muero
porque mi alma
sale presurosa
a tu encuentro?

---------------------

Guitarra
no la celes
sus acordes
conocen
la melodía
de mi aflicción.

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Tus manos
trepan por mi corazón
enredadera
que envuelve mi soñar.

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Muero por decir que te amo
aunque al pronunciar la frase
tal vez fallezca igual
- ese extraño sentimiento
de que haga lo que haga
será lo mismo –

Bienvenida...

Debo alzar mi copa
hacer una fiesta en mi corazón.

Olvidar a mis compañeros lobos
de correrías solitarias,
dejar de aullarle a la luna.

No seguir trasegando rencores,
dejar los jirones de los recuerdos,
fantasmas que maldicen mi vivir.

No volver a fundir a los sentimientos
en aleaciones maltrechas.
Romper el molde y abandonar el martillo.

Sentir correr por mis venas
nuevos tambores, ecos de selvas profundas,
danzar frente a la hoguera,
con los sones de la fecundidad.

Bañarme en las estrellas
y recordar lo infinito de mi alma,
reconocer el planeta donde envié
al ángel de los desaciertos.

La bohemia es amiga
pero sólo acompaña a los gritos
que forzo a callar en la cama solitaria.

Debo alzar mi copa
hacer una fiesta en mi corazón.

Y darle la bienvenida
a esta nueva razón para existir...

Prólogo

Muchas veces me he preguntado por qué escribo.
Y aún no sé cuál causa o motivo me impulsa con loco afán.

Pareciera que derramando tinta en un trozo de papel
puedo volcar todo mi dolor, y al fin execrarlo,
desendemoniar mi pobre alma y pensamiento;
para luego releerlo y recordar como a un viejo amigo.

Pero... ¿tiene sentido tanta pesadumbre?
¿Es propio de mi persona el querer sólo verter
lágrimas mudas transformadas en palabras?

¿O será acaso que la inmensidad de un gran vacío,
en el cual en noches de derrotas se pierde mi espíritu,
exige con mustia voz que lo llene de luz?

Sombra infinita, mil veces perseguida,
detente en un recodo de mi largo camino
y déjame por fin tener un atisbo de felicidad.

Por ti...

Estas aquí sin pedir nada
ya todo te doy y más
si es necesario.

Por ti todos los meses son Abril,
el perfumado viento lleva
tu hálito por doquier.

Día de fiesta
que se perpetúa
en la raíz de mi existir.

Razón para renacer y
volver a morir fundido en tu abrazo.

Y al fin poder decir sin temor
en el alma yo te amo...

El duelo...

No he podido dormir,
que pasará si caigo yo
o resulto ser el vencedor.

Espalda contra espalda,
espero ansioso el anuncio
del precario juez elegido.

Voz grave comienza el evento,
cuento mis pasos, hasta diez,
media vuelta, apunto, disparo...

Pudo ser tu nombre...

Pudo ser tu nombre
el que las aves cantaran
gozosas al amanecer

Pudo ser tu fragancia
el que llevara la brisa
cual hálito de rosas

Pudo ser tu risa
sonido cristalino
en cada rostro alegre

Pudo ser tu resplandor
el que se percibiera
en cada noche estrellada

Pudo ser toda tú
enredada en mi vida
y en mi corazón.

Confesión...

Vengo a confesarme, oh, Señor, porque
desde hace un tiempo he pecado de
pensamiento, palabra, obra y omisión.

Verás, mi Dios, hay una mujer que no
se me sale del pensamiento, día y noche
la imagino a mi lado, caminando muy juntos,
otras veces, yaciendo en mi cama y cuerpo.

Todas las palabras tienen su color y sabor,
la he comparado con la más bella de las flores,
mil veces le he prometido amor eterno,
y le he jurado que no existe nada más importante.

Me muero cada segundo apartado de ella,
y sin hacerlo me hallo postrado a sus pies,
todo obra la realizo en su nombre, portando
como estandarte el embrujo de su voz.

Hasta las estrellas se quejan porque en las
noches ni las admiro ni les canto mi canción,
he omitido todo lo que me rodea
porque en este mundo nada acaece sin ella.

Me confieso, oh Señor, completamente enamorado
y sé que tal vez peque yo sin quererlo,
entiende que le he entregado mi corazón.

De repente...

...Y así de imprevisto me topé con ella. Estaba parada sola, en medio de la muchedumbre, en medio de la nada. Su sonrisa a lo Mona Lisa y la mirada crédula me sorprendieron en descampado. No hubo manera de resistirlo. Tiene ese brillo de las almas nobles y curtidas en mil batallas.

De repente todo se detuvo... Sobre nubes caminé hacia ella, mientras trataba de apaciguar la discusión que sostenían mis ángeles y mis demonios acerca de su posible origen. Posee un halo divino y lo obscuro de la noche. Quise decirle mil cosas. Pero más pudo el miedo y callé.

Al llegar hasta su lugar sólo sonreí y la abracé, con esa dulzura que le imprimo a todo lo que me parece superior. En ese momento justo supe que mi reposada vida ya no sería la misma. En la página del libro donde comienza esta historia plasmo las palabras: esperanza, deseo, poesía, amor...

Variaciones sobre tu persona...

Tienes una mirada fresca, dulce,
de manantial aún por descubrir,
alumbrando todos los corazones
con tu luz clara e infinita.

En la sonrisa plena descubro
la fe invariable en el prójimo,
bienvenida que invita a los demás
a compartir tu gran alegría.

El tesoro de los milagros sí existe,
lo hallas sin mucha búsqueda
escondido tras la grata figura
de las niñas que tanto estimas.

Tu cuerpo se ve fragil...
sin embargo es apariencia
porque la fortaleza de tu ser
lo llena de amorosa energía.

Corazón que late y palpita
con sangre fresca y pura,
no dejes que los avatares
cambien su enorme valía.

Y entonces llegaste a mi vida
bañada en la nueva promesa
de un te quiero en construcción,
un beso que calma mi dolor...

Así...

Así una vez te soñé,
durante mil noches seguidas,
y durante mil más
el insomnio acorraló a tu sombra
en mi habitación.

Así una vez te esperé,
presintiendo tu cercanía,
viendo tu rostro en todos los rostros,
escuchando tu voz en cada melodía
de las que me hacen suspirar.

Así de una vez te quise,
sin miedo y sin melancolía,
con la paz y la quietud serena
que posee cada madrugada
justo antes del amanecer.

Y así voy hacia ti,
perdido en la profundidad de tus ojos,
queriendo por fin atracar en tu puerto,
refugio de tranquilidad y felicidad,
para al fin poderte amar.

Eroticus...

Ven
incéndiame con tu deseo.

Acércate
con esa mirada cómplice,
tu boca ansiosa.

Desvísteme
de mis vergüenzas,
llévatelas con mi ropa.

Mientras
te arranco la tuya
descubriendo
la suavidad de tus redondeces
y lo mórbido de tu piel.

Deja que te bese
el rostro, la pulpa de tus labios,
jugar con nuestras lenguas.

Acariciar tu cuerpo,
conquistarlo palmo a palmo,
hacerme conocedor
de sus debilidades.

Deslizarme por tu cuello
lento y premeditado,
enredarme en tus senos
y erizarlos con loco afán.

Seguir hacia tu fecundo vientre
y juguetear con tu ombligo,
para al fin llegar a
la vertiente de tu humedad,
provocando y espiando
el dúo de tus gemidos y espasmos.

Volver a comenzar
esta guerra de sensaciones
para al final entrar en ti,
con ritmo in crescendo
fundir nuestras caderas,
hasta que el paroxismo
nos encumbre en la cima
de nuestro jadeante placer
y el clímax estalle
sudoroso y palpitante,
arrasando con sus temblores
la mortalidad de nuestros cuerpos.

Luego,
desnudos y llovidos
nuestros ojos nos suplicarán
repetir
la tortura de amarnos y sabernos
con esta frenética pasión.

Verbo Sentido...

Deseo que tu abecedario
se haga historia viva, presente,
que las palabras se eleven
desde su jaula de tinta y papel,
raudas se estrellen
contra el granito de mi vivir.

No más susurros mudos
ni orgasmos de utilería,
quiero descifrar tu humedad,
el edén que con letras creas,
no forzar la imaginación para
inventar el sabor de tus labios,
el calor de tu corazón que
presiento casi a diario.

Los colores por definición
no me sirven de mucho,
menos tu alma paseándose
entre dos estrechos márgenes,
a doble espacio, en papel tipo carta.

Quiero probar lo salobre
que reside en cada lágrima tuya,
no me contenta el óxido
que en ciertas palabras hallo.

Tus brazos trepando mi cuerpo
y no el manual de cómo lo harías.
Anhelo que tu verbo se haga carne,
que palpites a mi lado, satisfecha,
y al fin el deseo se estrelle
con tus gemidos en este frío lecho.

Sin previo aviso...

No hubo música ni
trompetas anunciándolo.
Tampoco el heraldo
proclamó el suceso.

Menos lo supieron
las viejas chismosas.
Ni la brisa viajera,
ni los grillos del campo.

Hasta el adivino
quedó anonadado.
Y las profecías
jamás lo anunciaron.

Tampoco en las estrellas
se previno el suceso.
Ha llegado tu alma,
mi vida ha cambiado.

Así te amo...

Te amo de una manera
extraña, pero cierta,
en ese momento justo
detenido entre segundos,
en la oquedad de tu cabello
y la comisura de tus labios.

Te amo de una manera
atípica, pero verdadera,
al acariciar a un niño
desconocido, tan nuestro,
en el libro sobre la mesa de noche,
y en la vela que aún enciendo.

Te amo de una manera
anómala, pero hecha,
como las sombras oscuras
que guardan deseos en pena,
en el transcurrir de los días
tan iguales y tan disparejos.

Te amo de esta manera,
ajena, pero sincera,
donde las palabras escasean,
y el aliento se me estrella
en el café de la mañana
que frío en el escritorio me espera.

Te amo a mi manera,
sin tenerme, pero siendo tuyo,
y aunque esta distancia me hace
Prometeo de mi enamoramiento,
te amo, ya sin maneras,
desde el final, hasta el comienzo.

Una cometa...

Un niño hace remontar su cometa,
la cual se eleva hacia el cielo.
Mientras el travieso corre, alborozado,
la pájara caracolea en el bello azul.

Niño y cometa es uno solo,
y bajo el sol no existe más nada
importante a su alrededor,
sólo ese gozoso momento.

Por la tenue línea que los une
suben sueños, risas y esperanzas,
y hasta parece que Dios
ríe y juguetea con ella.

Amanecer sin sol...

En el piso de arriba
los amantes
vuelven a encontrarse.

Escucho los sonidos,
las voces susurrantes.

Llega el clímax
y el silencio se apodera
de la noche.

Acaso dormirán felices
enredados en su amor.

En mi cama
el alba me sorprende
hablándole a tu fantasma...

Un cuento de Princesas...

No cabía duda. Ella era la princesa más bella de la región. Debido a esto, creció vanidosa y arrogante. Una mañana se topó con una vieja mendiga, la cual suplicó su misericordia. A pesar del llanto de la anciana, su corazón permaneció inmutable, y ordenó a la guardia retirar de su vista tan horrorosa presencia.

Enojada por el desaire, y antes que se alejase la carroza real, lanzó una terrible maldición.

- ¡Para conseguir a tu príncipe, deberás besar a muchos sapos! -

La princesa sonrió y se dijo así misma - ¡Necia anciana! Con mi belleza y mi riqueza tendré al hombre que desee -.

Sin embargo, ningún infante se acercó a ella. Todos la rechazaban. Tiempo después, asustada por estar llegando a la madurez de su vida, viendo cómo su belleza se marchitaba, comenzó a pensar en la seriedad de la maldición que sobre ella pesaba. Recordó con exactitud la frase arrojada. Y, a escondidas, besaba a cuanto batracio conseguía.

Una mañana pasó junto a un estanque. Observó a un viejo sapo en la orilla. Era el más feo que jamás hubieses visto. Haciendo de tripas corazón, lo levantó y lo besó. Un torbellino de hojas secas la envolvió…

Ya han pasado cinco años. La princesa vive feliz junto a su esposo. Tiene un bello estanque. Muchos insectos para devorar. Y la compañía de sus hijos renacuajos.

Colorín, colorado, este cuento se ha acabado…

El muerto que vestía pijamas.

Este es un viejo escrito de Paulo Coelho. Lo encontré mientras hacía limpieza de uno de mis buzones. Y, al igual que esa primera vez, el releerlo me hizo subir un escalofrío por el espinazo.
Algunas personas me han dicho (o me han insinuado) que suelo darle demasiada importancia a mis amistades. Pues bien, confieso que para mí no hay mejor frase para escuchar o leer que aquella que me indica que alguien se interesa por mi. Que me extraña, y mi ausencia le pesa en el corazón. Y, para entender esta manera de ser tan peculiar de mi persona, les invito a leer el escrito. Y así me explicaré mejor...


El muerto que vestía pijamas
Paulo Coelho

Leo en un portal de noticias de internet: el día 10 de junio de 2004, fue hallado en la ciudad de Tokio un muerto en pijama.
Hasta aquí, todo bien; creo que la mayoría de la gente que muere con el pijama puesto, o bien
A) muere durmiendo, lo cual es una bendición;
o bien
B) estaba junto a sus familiares, o en una cama de hospital; la muerte no les llegó de repente, y todos tuvieron tiempo de acostumbrarse a la “indeseada de las gentes”, como la llamaba el poeta brasileño Manuel Bandeira.
Continúa la noticia: cuando falleció, se encontraba en su habitación. Descartada, por tanto, la hipótesis del hospital, nos queda sólo la posibilidad de que muriera mientras dormía, sin sufrir, sin tan siquiera darse cuenta de que no vería la luz del día siguiente.
Pero queda aún otra posibilidad: asalto seguido de muerte.
Quien conozca Tokio, sabe que esa gigantesca ciudad es uno de los lugares más seguros del mundo. Recuerdo una ocasión en que nos quedamos allí a comer con mis editores antes de seguir nuestro viaje al interior del país. Todas nuestras maletas estaban a la vista, en el asiento trasero del coche. Dije que aquello era muy peligroso, convencido como estaba de que alguien pasaría, lo vería, y desaparecería con nuestras ropas, documentos, etc. Mi editor sonrió y dijo que no me preocupase, que en su vida había oído de un caso semejante (y en efecto, a nuestras maletas no les pasó nada, aunque yo estuve tenso toda la comida).
Pero volvamos al muerto en pijama: no había signos de violencia ni nada que se le pareciera. Un oficial de la Policía Metropolitana, en una entrevista a un periódico, afirmaba que casi con toda seguridad, había muerto de un repentino ataque al corazón. Por lo tanto, descartamos también la hipótesis del homicidio.
El cadáver había sido descubierto por unos empleados de una empresa de construcción, en la segunda planta de un edificio de viviendas que estaba a punto de ser demolido. Todo nos lleva a pensar que, ante la imposibilidad de encontrar un lugar para vivir en una de las ciudades más densamente pobladas y más caras del mundo, nuestro muerto en pijama había decidido instalarse donde no tenía que pagar alquiler.
Y entonces llega la parte trágica de la historia: nuestro muerto era apenas un esqueleto en pijama. A su lado, había un periódico abierto, con fecha del 20 de febrero de 1984. Sobre una mesa, el calendario indicaba el mismo día.
O sea: llevaba allí veinte años.
Y nadie lo había echado en falta.
El hombre fue identificado como un antiguo trabajador de la compañía que había construido el edificio de viviendas, adonde se mudó al principio de los años 80, poco después de divorciarse. Tenía poco más de cincuenta años el día que, mientras leía el periódico, dejó de repente este mundo.
Su ex-mujer nunca lo buscó. Fueron a la empresa donde él había trabajado y descubrieron que, una vez concluida la obra, se había declarado en bancarrota, ya que no consiguieron vender ni un piso. Por lo tanto, no les extrañó que el hombre no apareciera para sus actividades diarias. Buscaron a sus amigos, que habían achacado su desaparición al hecho de haber pedido prestado dinero y no tener con qué devolverlo.
La noticia termina diciendo que los restos mortales fueron entregados a su ex-esposa. Terminé de leer el artículo, y me puse a pensar en esta frase final: la ex-esposa todavía estaba viva, y aun así, en veinte años jamás se había intentado poner en contacto con su ex-marido. ¿Qué habrá pasado por su cabeza? Que él ya no la quería, que había decidido apartarla por siempre de su vida. Que había encontrado otra mujer y había desaparecido sin dejar ni rastro. Que la vida es así, que una vez concluidos los trámites de divorcio, no tiene ningún sentido continuar con una relación que, legalmente, ya se había terminado. Imagino lo que habrá sentido al saber el destino del hombre con quien había compartido gran parte de su vida.
Y luego pensé en el muerto en pijama, en su absoluta soledad, su soledad abismal, hasta el punto de que, en veinte años, nadie en este mundo se había dado cuenta de que había desaparecido. Y llego a la conclusión de, peor que sentir hambre, que sentir sed, que estar sin empleo, sufriendo por amor, desesperado por una derrota, peor que todo eso es sentir que nadie, absolutamente nadie en este mundo se interesa por nosotros.
En este momento, elevemos una oración silenciosa por ese hombre, y agradezcámosle que nos haya hecho reflexionar sobre la importancia de nuestros amigos.

Por todos los besos...

Por aquellos que no he olvidado
ni puedo, ni quiero;
por los imborrables
tatuados a fuego en el alma;
por el primero en sembrar
aun siendo un niño;
por el plasmado al primer amor
y por ende el inolvidable;
por los que no pude llevar
y conservo en el recuerdo;
por los que me quisieron dar
y pudo más la cobardía;
por el último recibido
que me tomó por sorpresa;
por los que anhelo entregar
aunque la espera es larga;
por los que significan "Te Quiero"
y continúan en la amistad;
por los que dicen "Te Amo"
y me han hecho soñar;
por el tímido y causal
dejado sobre mi rostro;
por los apasionados
que excitan mis sentidos;
por los montados en el deseo
finalizados en un clímax.
Por todos esos besos
que justifican mi existir...

Universo de Haiku...

Llueve de noche
las gotas son estrellas
caidas del cielo.

Lluvia nocturna,
cascabeles resuenan,
melodía argenta.

Brisa austera
acumula algodones
sobre el tejado.

Noche de lluvia,
diamantes arrojados
al turbio pozo.

Un grillo canta,
la esperanza despierta,
revive el jardín.

Polvo menudo
cubre la amarga ausencia
de tu no existir.

Sé que te amo...

Sé que te amo porque lo sé,
lo vivo y respiro a cada momento.
No me importa tus kilos de menos
o si son de más los del tormento,
pero igual te acompaño solidario
cuando la balanza te mortifica la tarde.

Sé que te amo porque lo siento,
rodea mi existir y pervive cierto.
Estoy siendo feliz, muy feliz,
disfruto del mas mínimo detalle,
pero no sabes qué tanto daría
por poder compartirlo contigo.

Sé que te amo porque lo escucho,
voces augureras susurran traviesas.
En la música que me arrincona
cuando se acerca tu taconeo,
y yo, sonriente, volteo,
fingiendo sorpresa por tu llegada.

Sé que te amo porque lo sueño,
entre nubes transcurren mis deseos.
Donde no existe lo imposible,
y tu mirada me dice aquello,
que transmuta mi alma en brisa,
y recorre tu cuerpo entero.

Sé que te amo porque lo quiero,
besos antiguos quemo en tu hoguera.
Todo lo que amé antes me previno
para acostumbrarme a tu cimbreo,
lágrimas y abrazos se funden
para dártelos inequívocos.

Y sé que te amo porque te amo,
estrella adornando el cénit de tu cielo.
En tí síntesis de mis anhelos,
reposo de todos mis desvelos,
asiento para tus ansias locas,
espacio para nuestro vuelo...

Con la panza...

Poeta
crucifícame con tus versos.
Entierra cada clavo
con lentitud
hazme sufrir.

Eleva la cruz
hunde la lanza de tu verbo
en mi costado
desangra
hasta más no poder.

Moja mis labios
con la hiel
de los besos falsos
amores corruptos
inquinidad.

Lleva mi alma
al siniestro averno
enséñame
a tus demonios
los nuevos
los viejos
los de siempre.

Cabalguemos
sobre una escoba
volemos
por un cielo oscuro
sin estrellas ni futuro.

Y luego
dime cómo le haces
para brillar así
para guardar tu corazón
para sentir con la panza.

Serenata de los sentidos...

Cuál es esta música
que bailamos sin mover los pies.

Esta extraña melodía
que con ojos cerrados celebramos.

Estos acordes perfectos
que escuchamos en este silencio.

Esta canción infinita
de cuando hacemos el amor...

Te propongo...

Te propongo
que huyamos del bullicio
de estos días vacíos
y de la dantesca soledad.

Vayamos a escondernos
en un rincón apartado del mundo
lejos de los sinsabores
y las lágrimas sacrificadas.

En una pequeña habitación,
quitémonos las verguenzas
y las premisas con que disfrazamos
lo que el corazón esconde.

Hagamos el amor
sin decir nombres, sin pensar en nombres,
solos tú, yo y la pasión,
refugiémonos en el consuelo
que esta comunión nos entregará.

Descubramos
las sorpresas escondidas
en cada pliegue, cada curva,
que las manos y los besos
sean nuestros guías.

Pretendamos
que nos amamos sin decirlo,
dejemos desbocar
las ansias reprimidas,
los deseos marchitos.

Seamos
dos condenados a muerte,
como si no existiese el mañana,
y el hoy fuese
un ocaso compartido.

Luego
volvamos a la fría rutina,
seremos de nuevo
dos solitarios bajo la lluvia,
acompañándonos en silencio.

Haiku de la nostalgia...

I

Tu ausencia brota
de entre los capullos
y de mi existir.

II

En nuestro jardín,
el viento desconsuela
al viejo rosal.

III

La luna asoma,
sobre el oscuro mar
parece llorar.

Cuando el miedo nos muestra sus colmillos...

(Esto fue publicado en Facebook el 21 de Agosto del 2009. Por eso la referencia al día de ayer. No quise corregir la nota original...)

El día de ayer, jueves 20 de Agosto del 2009, mi hija fue casi víctima de un atraco. En la medida de lo posible, trato de no ser alarmista, y hay cosas negativas que pasan en mi entorno, las cuales sin embargo trato de ignorar, seguir adelante y pasar la página. Incluso ayer comencé a escribir una nota, pero no la publiqué, ya que cada letra destilaba odio, y mostraba a ese ser primitivo que todos llevamos dentro, el cual sólo piensa en hacer daño, y profiere palabras que luego pueden llevarnos al arrepentimiento. Pues hoy, ya más calmado, redacto esta nota.

El cuento, resumido, ella estaba a unos 200 mts de su casa, cerca iba un joven, caminando también. De repente un vehículo se les acerca, se asoma un arma y alguien les dice el consabido "Esto es un atraco!". El joven tomó a mi hija por una mano, trataron de correr, pero ella cayó al suelo. En su desespero, la arrastró pero no pudo levantarla. Ella se quedó en el piso, en posición fetal, aferrando la cartera y profiriendo gritos. El joven siguió corriendo, el malandrín se bajó del vehículo y se acercó a ella. Al ver esto, el muchacho se devuelve y lo empuja, es encañonado y pierde su celular, cartera, morral. El maleante se aleja al ver gente acercándose debido a los gritos de mi hija. Ella luego se entera que el joven en cuestión se devolvió porque vió que el hijo de su madre la iba a patear en el piso, y eso lo armó del valor suficiente para arriesgar su vida. Gracias a Dios aún hay héroes entre nosotros! Mi hija le dice que le da pena que lo hayan atracado por haberse devuelto, y él le contesta que no hay dinero en el mundo que pague una vida humana. Ayer lo hablé largo rato con Dios, le di gracias porque aún hay héroes de verdad...

Aparte del susto y un gran moretón en la espalda, no se nota síntoma alguno externo en mi hija. Pero ayer, cuando la fui a visitar, vi el terror en su rostro. Ese mismo temor que hemos pasado muchos, y que nos forza a quedarnos en casa. Esa misma duda de "y si me vuelve a pasar" que nos hiela el alma, haciéndonos desconfiar hasta de nuestra sombra. Esa misma incertidumbre que declaran las personas en los periódicos, pero que la vemos lejana, y sólo la creemos cuando toca a nuestra puerta. Y me duele de manera infinita el ver que mi hija descubra el lado malo del mundo, porque le tocó vivirlo...

Soy fiel a lo que predico, y vivo practicando lo que me legó el filósofo español Ortega y Gasset, yo soy yo y mi circunstancia. Pero no deja de rondar por mi cabeza un "y si el joven no se devuelve?". Tampoco dejo de pensar en personas muy queridas a las que les arrebataron propiedades que serán difíciles de recuperar, o que perdieron a algún familiar víctima de un estado que propicia la violencia, y consiente la impunidad. No puedo, la verdad, no puedo, y me duele el alma...

No puedo terminar esta nota de manera positiva. A pesar de que ocurrió lo menos dañino posible, aún cargo una rabia infinita porque esto es consecuencia de los tiempos que vivimos. Esta cruel inseguridad que desborda todos los límites, y que se ha enseñoreado de nuestros espacios.

La verdad, no entiendo cómo puede haber tanta gente ciega, que no se da cuenta del atolladero donde estamos. Donde nos ha llevado una avaricia y sed de poder, dividiendo y sumiendo en una guerra no declarada al que era uno de los países más cordiales del mundo. Donde hace 11 años yo podía caminar de madugada por donde vivo, y hoy secuestran, matan, desvalijan casas, se llevan carros, violan en todos los sentidos a los vecinos, a cualquier hora, en cualquier día. Donde el mayor de los miedos robó nuestra alegría, la cual ya de por sí está bastante mermada... Y casi que reviento el televisor cada vez que veo la bendita propaganda de que todo lo bueno está en aumento en Venezuela. Debe ser que el oficialismo tiene un pacto con lucifer y por eso no les ocurre nada...

Repito, la verdad no entiendo cómo gente pensante puede apoyar y secundar todas estas desgracias que nos ocurren. No deberían esperar a que les tocase para que despierten. Ya bastante sangre y lágrimas han sido y son vertidas como para querer que sean mas... La realidad no es como en las películas, las balas no son de salva, los palos no son de cartón, los golpes no son fingidos, las navajas no son de goma, lo robado es prácticamente irrecuperable. Y nuestros muertos no pueden resucitar con magia alguna...

Y será así

Y será así...
De repente la luz del sol
reventará los cantos
de las aves del amanecer.


tal vez tengas una corazonada
y te arreglarás con esmero
frente a ese espejo
que guarda tantas preguntas.

Yo
me sentiré al fin diferente
y el brillo de ese pensamiento
hará que me vista y peine
con pulcritud y fina atención.


saldrás arrastrando penas
tratando de olvidar
la amarguez que te han dejado
los desamores.

Yo
pensaré por enésima vez
en qué hacer con todas
las palabras que se me quedan
atoradas en el corazón.


irás por la calle al descuido
como nave al garete
dejando que la vida
consiga su propio trayecto.

Yo
estaré en el mismo banco
donde esbozo mis versos
y escribo con fina pluma
en las nubes del Señor.


cruzarás una esquina con tus anhelos.

Yo
estaré sentado con mis esperanzas.

Nos
miraremos con extrañeza
recordando lo nunca sentido
y en ese infinito segundo
reconoceremos el amor...

miércoles, 12 de mayo de 2010

En el inicio fue...

No recuerdo con exactitud cuándo comencé a tratar de escribir poemas. Pero sí llevo en mi memoria ese momento en el cual la luna se me acercó, discreta, y me sopló en el oído palabras tan dulces, que aún no hallo cómo saciar la sed que me dejó. Leyendo a Pablo Neruda, me topé con este poema, y guardando la obvia distancia, me identifiqué de manera inequívoca con él. Es justo entonces, que mi primer post en este blog sea un homenaje a ese escrito, y a la genialidad de su autor...

La Poesía
Pablo Neruda

Y fue a esa edad... Llegó la poesía a buscarme.
No sé, no sé de dónde salió,
de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Yo no sabía qué decir, mi boca no sabía nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto el cielo desgranado
y abierto, planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada por flechas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío constelado,
a semejanza, a imagen del misterio,
me sentí parte pura del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.